viernes, 3 de mayo de 2013

CAPÍTULO 10

La siguiente mañana mis deseos hormonales me impulsaron a llamar a Sabrina ya que no la había visto la noche anterior y aunque quisiera en ese momento no haberlo tenido que admitir, sí, la extrañaba.
-Hola Pau ¿sos vos?-
-Hola ¿cómo estas, cómo sabías que era yo?-
- El identificador de llamadas, yo bien, que raro que me llames ¿te pasa algo?- El identificador claro, lo pensé pero no quise ilusionarme con que ella fuese a agendar el numero de mi móvil.
- Nada, es que pensaba ir a comprarme unos zapatos y no sé, quizás podías acompañarme porque no tengo nadie que me lleve hasta el shopping.- Esa fue la primer tonta y obvia excusa que pude escupir de mi boca, pobre de mí, quedé en total evidencia.
-Claro, contá conmigo me encanta ir de compras, vení a casa y vamos.- Pude escuchar una voz de fondo.
- ¿Seguro que podes? si no voy sola, no te preocupes.-
-Vení te espero.-

Hice algo de tiempo para ocultar mi desesperación, tome coraje, fui, toqué el timbre. Cuando paso a su casa me encontré al dueño de la voz de fondo del teléfono, era su novio, me saludó. ¡Genial! Iremos los tres de compras y todos van a pensar que soy la hermanita menor de alguno a la que sacaron a pasear.
-Joan ya se va, lo acompaño abajo y ya vuelvo ¿sí?-
Asentí con la cabeza y me despedí de él con un beso en la mejilla. Cerraron la puerta y me quedé sola en la casa, mirando vasos vacíos sobre la mesa ratona y un sillón con almohadones revueltos, despojos de una tarde de novios. Seguramente en el instante en que yo estaba ahí parada sola ellos estaban despidiéndose melosamente en la entrada del edificio, demostrando su amor al mundo entero o mejor dicho a todo aquél que pasara por ahí.
Justo cuando mi nivel de ansiedad no podía elevarse aún más escuche las llaves en la puerta, era ella entrando.
-Me cambio y vamos ¿ya sabes cuáles te vas a comprar?- Me pregunto desapareciendo del living.
-No, todavía no vi nada-
Se produjo un silencio de varios segundos, desde el living podía oírla moviéndose por su habitación. No me preocupe en decir más nada.
-¿No sabes cuales porque aún no viste nada o porque era todo una excusa?-
Listo, se había dado cuenta y no tuvo la cortesía de disimularlo. La vi aparecer nuevamente con shorts, una camisa algo transparente y descalza.
-¿Por qué crees que necesitas una excusa?-
Se acerco  mi mientras pronunciaba estas últimas palabras, mis ojos solo veían fijamente sus labios moverse, acercarse demasiado. Me beso, me beso y respondí besándola no era el momento de demostrar mi timidez así que cuando deslizo sus manos por mi cintura la deje, yo en cambio pose mis manos en su espalda y pude sentir con mis manos su corpiño. Sus manos recorrieron mi espalda, ella también sintió mi corpiño y ni siquiera me di cuenta cuando lo desabrocho.
Sujeto mis manos, me arrastro hasta el sillón, me recostó sin soltarlas para colocarse sobre mi y guiar mis manos hasta sus pechos. Se despojo de su camisa y corpiño en un segundo para mi sorpresa ya que yo estaba teniendo un primer plano de su torso, sus pechos, sus pezones, esta vez mis manos fueron solas hasta ellos sin que yo las guiara. No sabía cómo actuar solo los acaricie suavemente como si se tratara de un  juguete de colección.
Me quito las manos y sus deliciosos labios se dirigieron a mi boca, no, estaba equivocada solo pasaron cerca y fueron hasta mi cuello, hubiese dejado que hiciera lo que quisiese con mi cuerpo con tal de que no dejase de hacerlo. De pronto sentí que sus manos estaban llegando a mi vientre y por un momento me preocupe, sabía que después de tocar mi vientre tocaría mi vagina, una de sus manos desabrocho hábilmente mi pantalón luego lo quito.
Yo busqué que esto sucediera, yo vine a su casa y ya que me encanta necesito continuar  a pesar de no saber cómo.
-Sabrina, no sé cómo se hace nada de esto-
-Seguime-
Sus dedos tocaron mi vagina, me estremecí, rozaron un poco mi clítoris y después los labios, sus movimientos, sus movimientos eran algo que no había sentido antes ya no me importaba que otra persona me estuviese viendo en esas condiciones.
-¿Te gusta?-
-Si me gusta, no pares.- dije perdiendo en este punto toda timidez existente en mi.
Uno de sus dedos se introdujo en mí, lo introdujo y lo saco tres veces, la cuarta vez fueron dos de sus dedos. Me incomodo, mi rostro habrá expresado esto y ella respondió con media sonrisa en su rostro y luego me beso nuevamente sin dejar de que sus dedos hicieran los suyo en mi vagina. Ese dolor con cada golpe de su mano contra mi vagina fue transformándose en el dolor más dulce que había sentido hasta el momento.
Ella movía su mano y sin embargo yo no podía dejar de moverme, mi cuerpo estaba poseído, tanto que tenía miedo de darle una patada enérgica a Sabrina cuando ya no podía más con toda esa tensión, llegué, estaba muy agitada pero no me importaba si moría en ese momento por falta de aire, moriría feliz y llena de placer ya que ese fue el primer orgasmo que tuve en mi vida.


Continuará...

CAPITULO 9


  ¿Cómo puede saber si voy o no a disfrutarlo? ¿Cómo podía leer mi mente, mi cuerpo o mis instintos? No puedo dejar que Sabrina me trate como un juguete barato, para ella mis sentimientos no valen nada, solo mi cuerpo y para mi, mi cuerpo no vale nada, todo me parece muy extraño. Me gusta sentir que alguien me desee, aunque desee un cuerpo que a mi no me agrade, ver sus ojos desesperados cuando me observa me generaba mucha inquietud y una sensación interna que no podía explicar en aquel entonces. En ese momento se daba lugar en mí una lucha de  poderes, mi excitación, que al parecer llevaba la voz cantante y por otro lado mi cerebro junto con mi orgullo, estos se abrieron paso e hicieron que me escapara de aquella situación, aún sigo sin saber bien cómo. Sabrina se torno en mi enfermedad, en una enfermedad mental, de las que no podes librarte en ningún momento del día. Aunque no se lo merecía pensaba que me gustaría que supiese lo que pensaba de ella, cuanto deseaba sentir el perfume de su piel una vez más, cuanto deseaba tan sólo verla pasar, cuanto deseaba observarla, rozar su piel, sus labios, quizás tocarla. Está más que claro que a ella no le iba a importar nada de todo lo que a mí me pasaba, su desinterés en cierto sentido aunque doloroso también era excitante. ¿Por qué no podía decidirme si quería estar o no con ella? Un viernes por la tarde mi madre me paso a buscar con su auto por el colegio, me sorprendió que fuese ella y que no mandase a nadie a hacerlo, llegamos a casa y me encontré con que todos iríamos a una fiesta, pregunté si podía quedarme.
Carolina- Bueno, voy a llamar a Sabrina, a ver si puede quedarse con vos, si no vas a tener que venir - Yo- Ya estoy grande, qué puede pasar si me quedo sola. Además no me voy a escapar a ningún lado, estoy cansada, tuve entrenamiento de hockey.-Carolina dudo un rato, y salió de la habitación con el teléfono en la oreja. Carolina- Al parecer Sabrina no puede venir hoy, pero está bien, cualquier cosa podes llamarnos, la fiesta es a unas cuadras de acá ¿Vas a estar bien?- Yo- Si, me baño y me voy a dormir-

      Entre a bañarme, el agua refrescante hacían justicia a un día agotador de colegio y deportes. Lástima que todo tenía que salirme al revés, cuando deseaba tenerla lejos no podía sacármela de encima y si deseaba verla no estaba. Incluso sin darse cuenta me hacía sufrir,  si ese era su cometido le salí todo muy bien. Termine de bañarme, aun seguía ansiosa, tensa y pensando en ella, tome la toalla y salí del baño, me dirigí a mi habitación donde había un vestidor con un gran espejo del techo al piso. Estuve a punto de envolverme con la toalla para secarme, preferí quedarme inmóvil, observando esas gotas de agua bajar a través de mi cuerpo, sentir los mechones de cabello frío cubriendo en parte mi espalda y en parte uno de mis pezones. ¿Qué veía o qué sentía Sabrina cuando estaba cerca de mí? Sentí la imperiosa necesidad de sentirme, con movimientos torpes deslice mi cuerpo hasta el sillón que estaba en el vestidor, frente al espejo y me senté.
    Sabía en qué consistía la masturbación pero no quise aceptar que me daba curiosas probarla, toque mis pechos, acaricie mis pezones aún mojados. ¡Mierda! Esto no funciona, no es como tener cerca a Sabrina. Cerré los ojos, tomé la toalla para taparme con ella y finalmente dormirme allí.   Me despierto sin noción espacio temporal y tardo unos segundos en darme cuenta que estoy desnuda, gire mi cabeza y observé me reflejo parcialmente tapado en el espejo, dormida y en esta posición hasta creía tener cuerpo de mujer y no de adolescente en desarrollo, me gusté. Imagine a Sabrina obteniendo esta imagen de mí y a sus manos recorriéndome, como había hecho anteriormente, cerré los ojos para poder imaginar la situación más claramente. Ahí estaba Sabrina sobre mí, con su cabeza reclinada dejando caer su larga y oscura cabellera sobre mí, acercando su boca a mi cuello y sus manos suaves pero con movimientos firmes recorriendo mi abdomen y llegando adonde yo deseaba, mi vagina. No sabía cómo tocar mi vagina, solo lo hacía por instinto como más me gustase, se sentía bien, sentía la necesidad de mover mi pelvis, mis piernas, todo era involuntario y por instinto, me sentía un animal actuando así. Me calme, “esta no soy yo” necesitaba abrir mi mente primero, antes de poder abrir mi vagina.

viernes, 29 de marzo de 2013

CAPITULO 8


              Al siguiente día me desperté feliz de no tener nada para hacer y cuando mi cerebro terminó de despertarse recordé que debía ir a la casa de Sabrina para cumplir con mi palabra, mejor dicho para que ella cumpliera con su palabra de no contar nada de lo que había visto.  
               Mi mamá me pregunto por qué me estaba arreglando, le respondí que almorzaría con Sabrina en su casa y no se opuso. Cuando estuve lista tome el ascensor para ir a su casa, mis nervios y mi ansiedad parecían una bomba a punto de estallar que se detonaría cuando la viera. Toque el timbre y espere tratando de disimular mi estado mental ya que en cualquier momento abriría la puerta. Toque el timbre una segunda vez, siempre abre tan rápido la puerta ¿Esta vez tarda más al propósito? No contesto nadie a pesar de haber esperado una eternidad, no supe que hacer quizás se enojaría conmigo  si llegase a pensar que no fui, volví a mi casa y se me ocurrió llamarte a su teléfono móvil, no contestó. Di por olvidado el asunto ya que había hecho lo posible por cumplir con lo pactado, más tarde ese día baje a comprar unas cosas al kiosco sin esperar en absoluto lo que estaba a punto de ver y de sentir.
                Mi cabeza miraba hacía el suelo mientras caminaba y la levante cuando escuche la voz de Sabrina reír, estaba con un chico y estaban de la mano regalándose besos entre ellos mientras caminaban de frente hacía mi.

Sabrina- Hola Pauli, ¿Cómo estás?-
Yo- Hola – solo atiné a responder una palabra.
Sabrina- Te presento a Joan, Joan ella es Paula, mi vecinita- Lo salude con un beso en el cachete, aunque no quise hacerlo mi cordialidad me obligó a hacerlo.
Sabrina- Bueno Pau nos vamos para casa si queres pasar más tarde anda- De nuevo no respondí más nada, fui al kiosco y volví a mi casa.   “Que bien ahora que está con alguien quizás no me moleste más, estoy casi segura que no me va a molestar” pensaba una y otra vez pero quizás si quería que me molestara, “¿Por qué no la odio?” Me odiaba a mí misma, sentía asco de mi misma porque no podía odiarla a ella. Quizás si la odiaba pero también había más que odio. Empecé a pasar en mi mente una y otra vez el momento en que se besaba con ese chico, imaginaba como ahora estarían en la casa de ella seguramente teniendo relaciones, mi imaginación veía ambos cuerpos desnudos, ese cuerpo que yo tuve la oportunidad de sentir muy cerca. ¿Celos? Siempre me pregunté cómo se sentían los celos y me di cuenta sentirlos vivirlos en carne propia era desagradable es como cuando estas enojada con una persona y no podes parar de pensar el 90% del tiempo en lo idiota que es, los celos son igual solo que no podes parar de pensar que odias a esa persona a esa tercer persona que entro a escena.
                 Por suerte me aleje de mi casa toda la semana mientras estuve en el colegio, tenía muchas cosas que leer y estudiar y casi había logrado no pensar en ella tantas veces al día, o tantas veces por hora. De repente y no sé cómo llegue a la casa de Sabrina la recorrí buscándola y cuando llegue a su habitación la vi con sus  rodillas y sus manos sobre la cama y Joan estaba con ella estaban teniendo relaciones y pude escuchar sus suspiros de placer y como se movían frenéticamente, no podía creer lo que veía y no podía creer que me gustara, me excitaba. Me desperté y estaba en mi habitación del colegio, me quedé dormida y olvide ir a mi clase de hockey, que bueno que ya era hora de irme  a mi casa, quería estar sola y dormir y volver a soñar lo mismo. En el camino a casa no pude parar de imaginarla desnuda, a él no lo vi en mis sueños, solo vi que estaba detrás de ella y no pensaba en el, solo pensaba en ella, desnuda.
                 Llegue a mi casa y claro ella estaba ahí cuidando a mi hermanito, hice como si nada me pasara pero no pude evitar mirarla con ojos, recorrer cada detalle de su cuerpo para después poder imaginarlo.
 Sabrina- ¿Qué te pasa?-
 Yo- ¿Por qué? Nada.-
 Sabrina- Desde hoy que estas re colgada.-
 Yo- Ah, perdón- 
Sabrina- Bueno perdóname vos a mí que al final no estuve en casa, igual quédate tranquila que no voy a decir nada, siempre que vos no me des motivos.-
Yo- ¿Qué motivos?-
Sabrina- Y un buen motivo sería verte de nuevo por ahí muy cerca de un chico.- Yo- ¿Qué tiene de malo? Vos también estabas con un chico.- 
Sabrina- No es un chico, es un hombre, es mi novio. Además no te conviene estar con ningún chico tonto que no sepa cómo darte lo mejor.-
Yo- ¿¡De qué hablas?! -
Sabrina- No importa ya lo vas a entender, además mirate sos una chica linda cualquier tonto querría engañarte para poder tener relaciones con vos y después olvidarte.-
Yo- Yo no iba a tener relaciones con ese.-
Sabrina- Pero eso era lo que él quería, se le notaba.- Cuando termino de decir esto se sentó a mi lado y se acerco a mi me tomo el rostro con sus manos y note que su intención era besarme. La frené y le dije que no me besara, no le importo y tomo mis muñecas que estaban interponiéndose entre ella y yo, beso mi cuello recorriéndolo hasta llegar a mi boca.
Yo- ¿Estás loca? Tenes novio.-
Sabrina- Pero a él no le importa si te beso, además a él le pareces muy atractiva.-

    Ahora sí que no entendía nada, una chica que tenía novio me estaba besando y encima mi deseo me impedía seguir negándome, de verdad tener ese cuerpo y provocar a alguien para poder estar con ese individuo sin que esa persona quisiese, es decir yo en este caso, me parecía una sucia extorsión  Ella estaba por besarme nuevamente y cerré mis ojos esperando a que su boca llegase.

Sabrina- Me gusta verte así esperando a que te bese, quizás si siempre te dejaras hasta podríamos llevarnos bien.- No respondí nada porque no entendía por qué no me había besado. 
Sabrina- Qué te parece si cambiamos un poco los roles y ahora vos empezas sacándote vos misma la ropa.- Dijo mientras su mano acariciaba mi rosto y se dirigía a mis pechos desabrochando mi camisa muy despacio.
Sabrina- Vamos no me obligues a que lo haga yo nuevamente.-  No pude hacerlo por varios motivos entonces ella que estaba sentada a mi lado se paro y quiso quitarme la camisa, la hubiera dejado, de hecho hasta sentía ganas de que pasara, pero sabía que ella tenía novio y no podía dejar que me usara como su juguete. Hubo un forcejeo ya que yo quise quitar sus manos y pararme pero ella me lo impidió.
Sabrina – Bueno parece que no querías que cambiemos los roles, y si no te la sacas por las buenas me voy a encargar yo.- Tomo mi brazo derecho muy fuerte, tanto que me dolía y me pidió que me acostase en el sillón. Lo hice porque no quise hacerla enojar y ella tomo mi otro brazo. 
Sabrina- Si te dejaras sería mucho más fácil y lo disfrutarías mucho, no te niegues, dejate.-


Continuará…

CAPITULO 7


    Varias semanas más tarde me encontraba en el colegio con mi vida normal, aunque debajo de las apariencias había algo que me mortificaba, necesitaba contarle a alguien lo que me estaba pasando con una mujer. No me interesaba contar lo que pasaba sexualmente, sino contar que una mujer me atraía y que me sentía una persona distinta, no creía ser o tener los mismos problemas que mis amigas. Quizás si me gustaban los chicos pero nunca había probado nada más que un beso, quizás no era lesbiana, quizás podría dejar de pensar en Sabrina, sin embargo  me gustaba pensar en ella. La tarde del viernes que iba a volver a mi casa después de varias semanas mi amiga Jaz entro a mi habitación.

Jaz – ¡Pau,  Ale está con vos!- 
Yo- ¿Qué?- 
Jaz – Alejandro, me dijeron que esta con vos, que le gustas. ¡Te odio es el más lindo de todo el equipo! 
Yo - ¿Cómo sabes?-
Jaz – Me entere que estuvo averiguando tu numero de celular, mañana va a la fiesta. -

   Me divertía que un chico gustara de mí y me sentí halagada, pero no me intereso mucho, seguí haciendo lo que estaba haciendo antes de que Jaz entrara y me olvide completamente del asunto.

Al otro día en mi casa, naturalmente Sabrina estaba también cuidando de mi hermanito, aunque también estaba mi mamá. Le avise que iría a una fiesta que necesitaba que me llevara ya que era en las afueras de la ciudad.

Carolina- Yo no puedo, en una hora me estoy yendo a un coctel  con Adrian.-
 Yo – Entonces tengo que reservar un taxi.- 
Carolina - ¿En taxi, sola? Estás loca, yo te llevo en una hora si estas lista y te paso a buscar cuando Adrian y yo volvamos para casa.
 Yo- No vos estás loca, la fiesta dura toda la madrugada.-
 Carolina – Te llevo y te voy a buscar o te quedas en casa.-

     En ese momento de la discusión Sabrina se entrometió y dijo que ella podía ir a buscarme, que no se preocupara. En ese momento hasta me cayó bien Sabrina, me había salvado, es decir no soy y nunca fui de las personas que les encantan las fiestas pero si no vas a estas fiestas entonces estabas afuera del circulo social. De todos modos Sabrina no me inspiraba mucha confianza, es de esas personas que tienen doble intención para todo, no creo que su intención fuera hacerme un favor o caerme bien porque si quisiera eso entonces sería buena todo el tiempo y no solo a veces.

    Llegue a la casa donde era la fiesta alrededor de las 9 de la noche y algunas de mis amigas ya estaban ahí, me divertí a pesar de que toda la noche Alejandro me estuvo mirando y acercándose a mi grupo de amigas, quizás con la intención de hablarme. Salimos al patio en un momento de la noche con Jaz, estaba bastante fresco esa noche por eso todos estaban adentro, y cuando Jaz termino de fumar y estábamos por entrar Ale salió y empezó a hablarme de no sé que, decía cosas que me hacían reír, es un chico muy carismático.

Yo- ¿Entramos? – dije dando media vuelta para entrar. Ale- No espera – me dijo agarrando mi mano casi accidentalmente con la intención de frenarme, me reí, fue una sensación linda y además por un momento me sentí como una chica normal de mi edad. No sé que expresaba mi rostro en ese momento solo se que quería besarlo y que me gustara, quería besarlo como había visto a mis amigas besar a sus chicos, no me importaba que pensaran que era fácil.
 Ale- ¿Tenes onda conmigo?
 Yo – no se - Ale-¿Cómo que no sabes?-
 No sabía que responderle, no quería decirle que no, pero tampoco podía mentir diciendo que sí, de todas formas esa pregunta no fue tan mágico como el instante en que me tomo la mano.

     Alguien salió de la casa, eran unos compañeros de clase y se quedaron charlando con nosotros, él no me soltó la mano y yo tampoco me opuse, creo que me gustaba que me vieran siendo “normal”. Jaz salió nuevamente. Jaz- Pau te vinieron a buscar- dijo señalando a Sabrina que estaba saliendo al patio en ese instante.  Salude a mis amigos y por ultimo de Ale, cuando me despedí de el recién fue cuando me soltó la mano.

Yo- Gracias por venirme a buscar Sabri- 
Sabrina- Camina al auto Paula -

Se le había pasado su etapa de buena, no dije nada porque ya me estaba acostumbrando a sus cambios repentinos.

Sabrina - ¿Tu mamá sabe que estas con ese chico?- Dijo  mientras manejaba  para mi casa y sin que su rostro expresara nada, aunque yo sabía que lo decía enfadada. 
Yo – No sabe, pero no paso nada con ese chico - Sabrina – ¿Por eso estaban en el patio agarrados de la mano?, esto no le va a gustar nada a Carolina, encima yo te vengo a buscar más tarde para que te quedes con él, parezco tu cómplice.-

    Me quede en silencio ante sus palabras una vez más, pensé en decirle que no le contara nada, pero no quería que sonara a suplica o a favor.

Sabrina- ¿Voy a tener que esconder esto? No sé si te lo mereces.- Pareció  que estaba leyendo mis pensamientos, me quede en silencio el resto del camino a casa. Sabía que no había hecho nada malo pero cualquier cosa que le dijese Sabrina a mi mamá ella se lo creería.
Sabrina -Ahora te dejo en tu casa pero a cambio del favor no de contar nada mañana tenes que venir a almorzar a mi casa.-

   Acepte, sabía que me estaba metiendo en la boca del lobo, quizás inconscientemente quería que pasará lo que estaba por pasar.

Continuará…

jueves, 1 de noviembre de 2012

CAPITULO 6


Sabrina - Dale no me mires así quiero que te acuestes ahí y hacerte disfrutar-
Me recosté en el sillón de mi living, algo dudosa de lo que estaba pasando, en mi interior sabía lo que iba a pasar, ella acaricio todo mi cuerpo, mis pechos, mi abdomen y beso mis piernas mientras bajaba sus manos hasta mis piernas, las abrió muy lentamente y sentí como su mirada obtenía un primer plano de mi vagina. Dejé de observar lo que hacía, mire hacia arriba sin pensar en nada, sentí como con una de sus manos abría los labios de mi vagina. Yo sentía que ya estaba, que la peor vergüenza era estar desnuda frente a ella y estar así de expuesta pero intentaba que no me importara porque me gustaba como se sentían sus manos en mi cuerpo, si ponía mi mente en blanco y me olvidaba de la circunstancias de la situación, lo que me hacían sentir sus caricias me encantaba.
Algo que nunca había sentido un movimiento extraño en mi vagina me genero una sensación genial, pose mis manos en su cabeza, no sé si lo hice para hacer que parara o para que no alejara su cabeza de allí, No estoy segura si ella me excitaba o sólo me excitaba lo que me hacía. Sonó el timbre de mi casa, había alguien ahí en la puerta y ella seguía con su cabeza en mi vagina pero yo la empuje, me asuste que fuera la empleada que trabajaba en mi casa y abriera con su llave o algo así. En realidad el timbre me trajo de nuevo a la realidad, y volvió a sonar así que me levante y fui al baño. Sabrina preguntó quién era, era una vecina amiga de Carolina (mi mamá) no se bien que quería, cuando se fue salí del baño Sabrina se acerco a mí e intentó besarme. Me pareció algo desagradable no solo porque me había chupado la vagina previamente si no también porque yo no era su novia ni nada como para que me estuviese besando. Me miro de arriba abajo y acaricio mis pechos por encima de mi brasier.

S- ¿Sabes que todavía no terminamos no? Ahora nos interrumpieron pero ya lo vamos a hacer bien y te va a gustar.
La mire y no dije nada, yo era como un robot que se dejaba hacer todo lo que ella quisiera, no me gustaba nada estar en esta posición, pero era  como si el placer que me provocaba fuese la herramienta de su extorsión.
S – Anda a bañarte y arreglate antes de que llegue tu mamá
Yo lo iba a hacer de todos modos, pero fui a bañarme y ella seguro pensó que lo hice porque ella me lo dijo.


Los días siguientes pensé mucho en lo que me había pasado, y decidí ponerme firme y no dejar que algo asi volviese a pasar por más que me gustara y lo disfrutara, no quería hacer esas cosas con ella, no quería. Una de esas tardes en mi casa que me tocaba quedarme con ella, yo actuaba indiferente, como si nada hubiese pasado y volví a ignorarla, le hablaba lo mínimo e indispensable. Escuche que me llamaba estaba en el living.

S- ¿Qué haces? ¿Ya terminaste con las tareas del colegio? -
Yo – No, no terminé –
S – A ver tráeme las cosas quiero ver cómo vas –
Yo – Voy bien, si necesito tu ayuda te aviso. – Dije esto yéndome hacía mi habitación nuevamente
S – Estas haciendo las cosas mal, no te conviene tenerme en tu contra, es mejor que me hagas caso.-
Yo me fui a mi habitación sin hacer caso a sus advertencias, no quería estar cerca de ella porque sabía que en cualquier momento ella haría una de sus jugadas para besarme, manosearme o desnudarme.

Al día siguiente, fue domingo y mi familia estaba en casa, el novio de mi madre vino a despertarme para avisarme que me preparara para salir a almorzar. Enseguida entró mi Carolina a mi habitación, me dijo que cuando volviéramos íbamos a hablar. No tenía idea de qué.

Carolina- ¿Qué paso ayer? Te escucho –
Yo- ¿Qué pasó con qué?-
C- Paula te estoy dando la oportunidad de que vos me lo digas –
Yo- No se dé que hablas, me puedo ir, quedé  a juntarme con mis amigas-
C – No vas a ir a ver a tus amigas, sabes muy bien que ayer te comportaste muy mal y esta semana me llamaron para avisarme que no asististe a algunas clases, ¿Te pensas que soy idiota?
Yo – Falte a las clases porque estaba cansada y no sé qué te dijo Sabrina de ayer pero es cualquiera-  
C- Le contestaste mal, hiciste lo que quisiste, sos una insolente, sabes qué no tengo ganas de lidiar con tu insolencia, el fin de semana que viene te quedas en el colegio y mejor que te pongas al día con las clases que faltaste –
Tenía ganas de insultarla, a ella y a Sabrina que le hablo mal de mí, aunque ni valía la pena decir que ella mintió porque haber faltado a las clases era motivo suficiente para castigarme. De todos modos estar en el colegio era menos castigo que estar en mi casa. Pero eso no era todo, Sabrina iba a complicarme la vida aun más.


Continuará…

sábado, 27 de octubre de 2012

Capitulo 5


Esa noche después de que pasara todo aquello estaba en shock, no tanto por como sucedió todo sino porque en parte me había gustado, me había encantado y no podía creer que una mujer me hubiese provocado eso. Me bañe y mientras me veía a mi misma desnuda pensaba una y otra vez en lo que Sabrina me hizo y revivía el momento con una mezcla de asco, shock y asombro, termine y volví a mi habitación, Sabrina ya no estaba, estaba en el living seguro o en algún lugar de la casa, un rato después me envía un mensaje de texto preguntándome si podíamos hablar, le respondí que si y dos segundos después estaba nuevamente en mi habitación nuevamente.
Sabrina -¿Puedo pasar? –
Yo- Si, pasa – necesitaba hablar con alguien de lo que me estaba pasando y la única persona con quien podía hablarlo era con ella
S- ¿Estás bien o estas asustada?
Yo- Estoy bien – dije sin mirarla aunque no era cierto, no  la mire ya que sentí vergüenza de estar a centímetros de alguien que me había visto desnuda y tocado  mis partes más intimas
S- ¿Sabes por qué lo hice? – Sin esperar mi respuesta-
S- Lo hice porque me gustas hace mucho tiempo y porque a vos te gusto lo que te hice
Yo - ¿Vos qué sabes si me gusto, cómo podes saberlo? – dije algo indignada
S- Yo te vi y te sentí, te toque y estabas mojada, sentirte mojada me descontrolo-
Yo- ¿Qué tiene que ver eso? ¡Además vos sos mujer!-
S  - Que estuvieses mojada tiene mucho que ver y que yo sea mujer no tiene nada de malo-
Yo seguía sin entender, de hecho creía que ella era la que no me entendía a mi, creo que mi cara delataba mi confusión
S – Te puedo mostrar de nuevo, así comprobas que sí te gusta- dijo acercándose a mi oído y rozando mi cabello con su mano –
Esa sensación de sentirla tan cerca, con sus movimientos tan suaves y su respiración era una combinación que me gustaba, nunca había estado tan cerca de alguien, bueno en realidad si pero nunca había sentido lo mismo al estar tan cerca de un chico.
Yo- No, quiero estar sola- dije mientras corría mi rostro y mi cuerpo hacía atrás.
Sabrina- ¿Queres que me vaya? -  Yo respondí que sí con un gesto
S- Ok, me voy pero vos perdes toda ventaja, de ahora en más si tu mamá no te deja salir o hacer algo yo tampoco te voy a dejar, y mejor que te portes bien conmigo-
Mientras ella decía todo esto, yo no la miraba, buscaba algo de ropa para ponerme y me dirijia al pasillo dándole la espalda para alejarme de ella.
S- ¿Adónde vas?- dijo cuando sorpresivamente me tomo del brazo
Yo- A cambiarme – dije amablemente porque me di cuenta que estaba enfadada, era lo que yo busque con mi actitud, hacerla enfadar, pero me dio algo de miedo hacerla enfadar aun más
S- No te vas a ningún lado, te quedas aca en tu habitación y mejor que no salgas hasta que vuelva tu mamá yo me voy a quedar en el living.-
Simule que no me importaba nada de lo que ella dijera y me quede en mi habitación, no pude entender por qué me trataba así, yo le gustaba pero también me  trataba así de mal.
Al otro día cuando me desperté ya estaba mi familia en casa, nos fuimos a la casa de campo, en todo momento sentí ganas de contarle a Carolina lo que había sucedido y que le dijera a Sabrina que no volviera nunca más a mi casa, pero no pude, me daba vergüenza contarle algo así a ella, además no era una historia creíble, Sabrina parece una chica genial, hasta casi es como una amiga de mi madre.
Nuevamente una tortuosa semana más en el colegio pasaba y yo sin poder contarle a nadie mis problemas, no creí que ninguna de mis compañeras pudiese entender algo asi, quizás se asquearían porque estuve con una mujer, quizás no sabrían que decirme y eso hubiese sido incomodo para mi, opte por no contar nada a nadie.  Esa semana tenía que ir al dentista el viernes por la mañana, así que la niñera de mi hermanito me fue a buscar, los días de la semana lo cuidaba otra persona, fuimos al dentista y al salir me llevo a casa en vez de volver al colegio para tomar el resto de las clases. Luego del mediodía la niñera se fue y vino Carolina, ella llamo a Sabrina, en ese momento yo estaba casi totalmente decidida a contarle, aunque no pude. Cuando Sabrina vino desde el comedor las escuchaba a ella y a mi madre hablar como si fuesen amigas de toda la vida.
Carolina- Si yo tengo 2 reuniones más y después vamos a cenar con Adrian, es una cena para recaudar fondos
Sabrina- Si, en serio Caro no se preocupen que yo me quedo con ellos, además con Pauli la pasamos genial-
Carolina- Gracias sos una divina, nos vemos más tarde entonces-
Luego se despidió de mi y se fue.
Sabrina- Bueno bebita nos quedamos solas, ¿qué queres que hagamos hoy?
Yo- Nada, nose, me voy a mi habitación-
S – Espera, veni quiero que hablemos-
Yo- no quiero hablar con vos-
S- Deja de esquivarme, no me tengas miedo- Me agarro la mano y me arrastro hasta el sillón sentándome sobre sus piernas-
S- ¿Tenemos que terminar lo del otro día sabes?-
Cuando dijo esto ella me beso la nuca ya que yo estaba dándole la espalda, sentí sus manos entrando por debajo de mi camisa, yo se las corrí  y insinúe con pararme.
S- ¿Qué pasa bebita, no te gusta? No sentís como te mojas ahí abajo
Yo estaba totalmente quieta, una parte de mi me decía que me quedara ahí para disfrutar y mi otra parte me pedía que me levantara y me fuera. Asi que me pare pero me quede ahí, ella se paro y me beso en la boca, yo no le respondí el beso deje mis labios cerrados asi que sus besos se dirijieron a mi cuello. Toco mi cola por encima de la pollera del colegio y luego la desabrocho, de un momento a otro yo estaba en ropa interior y camisa, me volvió a sentar sobre ella pero esta vez quedamos cara a cara. Intento besarme nuevamente, esta vez mi cuerpo me dijo que la besara y lo hice, ella se aferraba a mi me agarraba la nuca y con su otra mano mi espalda. Sin dejar de besarnos ella me recostó sobre el sillón, se sentó a mi lado y me miro.
S- Me encantas, vas a disfrutar esto bebita, solo tenes que hacer lo que yo te diga y la vas a pasar muy bien- Decia  esto mientras desabrochaba mi camisa y ponía sus ojos fijos en mis pechos. Rozo y acaricio un poco mis pechos mientras los miraba, y miraba todo mi cuerpo, lentamente su mano se dirigió hacia mi abdomen y hacía mi vagina, introdujo uno de sus dedos debajo de la tela de mi ropa interior y movía el dorso de su dedo acariciando mi vagina, su dedo estaba piel a piel con mi vagina.
S- Párate bebé, quiero verte desnuda- dijo tomándome de la mano
Yo- No, así estamos bien ¿ no?
S- Vos haceme caso, tenes que estar desnuda para mi-
Ella me bajo mi ropa interior y se arrodillo frente a mi, me beso allí, en mi vagina mientras acariciaba mis nalgas.
S- Muy bien chiquita, mira lo hermosa que sos, toda esa ropa me impedía verte-
En parte me sentía halagada y en parte muy avergonzada de estar desnuda, no sabía que hacer en esta situación, o que decir, como reaccionar. Sabrina tomo mi mano y la movió hasta uno de sus pechos, ella no llevaba brasier. Podía sentir sus pezones a través de su camiseta. No dejo un segundo de mirar mi rostro mientras yo tocaba sus pechos, es decir mientras ella me hacía tocar sus pechos. Por un momento me olvide de estar desnuda y de todo lo demás tocar sus pechos, jamás me hubiese imaginado a mi misma haciendo algo asi.
S- Ahora quiero que te acuestes en el sillón-

Continuará….


lunes, 15 de octubre de 2012

Primera vez


 Después de aquella situación me cerré aun más, no podía confiar en ella, aunque ella fuese mi modelo a seguir.
Pasaron un meses como siempre, algún fin de semana ella estaba en mi casa, otros no, cuando ya faltaban algunas semanas para volver a casa, es decir para que acabaran las clases, yo realmente estaba preocupada porque me imaginaba tener que convivir con ella todos los días. Sin embargo pasaron tres fines de semana que ella no vino, al cuarto por simple curiosidad le pregunte Carolina por ella, me contó que estaba de viaje. No le di mucha importancia, en parte era un alivio poder andar por mi propio hogar sin tener que preocuparme de si lo que hacía estaba mal o si estaba mal vestida, o lo que sea. En enero me fui a Barcelona a visitar a mi papa y a su novia, fueron  unas semanas geniales, sorpresivamente mi papa y su novia me trataron como unos padres reales, de hecho Estefanía, así se llama ella, intento convencer a mi papá de que me sacaran del internado lo cual no dio resultado. De todos modos, llego febrero y yo tuve que regresar a Buenos Aires, el colegio comenzaba la última semana de febrero.
La primer semana de clases fue terrible, acostumbrarme nuevamente a estar encerraba bajo las reglas del colegio era realmente una pesadilla, las clases comenzaban a las 8 de la mañana y la última terminaba a las 5 de la tarde, si es que el entrenamiento de hockey sobre césped no se extendía hasta las 6. Ese viernes Carolina me fue a buscar al colegio con mi hermanito, toda la vuelta a casa  fue una discusión sin parar ¿Por qué? Por la ridícula razón de que no quería ir a una cena familiar, es algo que muchos adolescentes también rechazarían  sin embargo para Carolina, mi madre, era todo un drama y para ella yo era una adolescente rebelde. Era tan rebelde que ese viernes estando sola en vez de salir o hacer algo divertido me quede en mi casa leyendo un libro para la clase de literatura.
Estaba en mi cama tranquila leyendo hasta que escuche el timbre del departamento sonar, lo extraño era que primero no hubiese sonado el portero desde abajo, debi de esperarlo, era Sabrina. No abrí la puerta, si mi madre se enteraba diría que no había escuchado el timbre sonar. Segundos más tardes escuche unas llaves en la puerta ¡Tenía las llaves de mi casa!

Sabrina- ¿Paula? ¿Dónde estás?-
Simular que estaba dormida no serviría, aunque lo pensé, igual no respondí para demostrar mi disgusto de que ella estuviese en mi casa.
Sabrina- Acá estas, ¿te cuesta mucho responder?-  No dije nada, seguí leyendo hasta que note que estaba parada al lado de mi cama.
Sabrina- ¿Me estás ignorando? ¿Después de todo lo que hice y hago por vos?-
Yo – Estoy leyendo ¿no ves?- cuando termine de pronunciar estas palabras ella me saco el libro de las manos y cuando se lo quise alcanzar ella me tomo la muñeca. Hubiese querido gritarle algo pero mi sentido de respeto por las personas me lo impidió.
Yo- Perdón-
S- Acepto tus disculpas, ahora párate.-   No es que quisiera hacerlo, estaba muy contrariada, sentía la necesidad de demostrar que no tenía ganas de estar cerca de ella y a la vez tenía otra necesidad, la de demostrar que yo era genial y adulta como ella lo era. En fin me pare y la mire un segundoy después mire a otro lado esquivando su mirada fija en mi.
S – Bueno asi me gusta, q te comportes como  una persona madura, ahora vas a hacer unas cosas que yo te pida y capaz si lo haces bien tu mamá no se entere de esta situación.-
Yo- ¿Qué? ¿Qué queres que haga?-
S – Te vas a quedar quieta-
Cuando dijo esto comenzó a acercarse a mi, su rostro estaba muy cerca al mio y podía sentir su perfume por un momento creí que me iba a besar pero no lo hizo, en cambio comenzó a tocar mi pelo, lo acomodó detrás de mi oreja y lo acaricio hasta las puntas, después de las puntas de mi cabello estaban mis pechos y ella los acarició. Hice un pequeño movimiento para correrme, aunque se sentía muy bien que me acariciara porque sus caricias eran lentas y suaves el momento me dio un poco de pánico.
Yo- Sabri, perdóname en serio es que estaba de mal humor – Dije mientras me corría de enfrente de ella queriendo evitar la situación que se venía.
S – Te dije que te quedes quieta ¿O no?-
Me quede en silencio y sentí sus manos en el contorno de mi cintura, sentí como algunos de sus dedos se metieron por debajo del elástico de mi pijama y los saco enseguida, ahora con sus dos manos me subía la camiseta lentamente. Sus ojos, aunque mi mirada estaba fijada en sus manos y en lo que ellas hacían en mi cuerpo, sus ojos los sentía posando sobre mi. De un segundo a otro mi corpiño estaba desabrochado y ella se agacho un poco los desnudo, los acarició suavemente, por mis adentros pensaba que se iba a dar cuenta que mis pechos no eran grandes y que mis pezones eran pequeño y nos como los de una mujer, sentí mucha vergüenza mezclada con un sentimiento de impotencia, una impotencia que podía sentir subiendo por mi cuerpo.
S- Me encantas Paulita, ahora voy a probarte-
Yo - No- Fue toda la palabra que pude emitir, un tímido “no”.
Ella lamio mis pechos y los acariciaba a su vez, la manera en que lo hacía me parecía muy sensual ella era muy bonita y tenía un rostro y perfecto. Después de chuparlos un momento, que a mi me pareció una eternidad empezó a besarme el pecho hasta llegar a mi cuello y en el oído me dijo
S – Te estás portando muy bien Pauli, tenes que seguir así.
Creí que iba seguir lamiendo mis pechos cuando bajo nuevamente por mi cuello y mi pecho dándome besos, pero siguió hasta llegar a mi abdomen, me dio besos alrededor de mi cintura, incluso bajando un poco el short del pijama. Sentí como sus manos jalaron mi short para dejarme casi desnuda. Instintivamente puse mis manos sobre mi vagina para taparme, aunque tenía ropa interior me hizo sentir desnuda. Ella tomó mis manos y las quitó de ahí, no las soltó, en cambio mientras ella me agarraba su boca estaba ocupada lamiendo la parte baja de mi abdomen, me suelta una de mis manos. Y rápidamente una de las suyas se dirigió a mi parte más intima, con el reverso de su dedo índice comenzó a acariciarme por encima de mi ropa interior.
De repente intentó desnudarme totalmente jalando mi bombacha, no se lo permití con mi mano libre intenté sostenerla en su lugar, no tuve éxito ya que ella la jaló hacia debajo de todos modos.
Yo- Sabrina no –
S- Ya falta poco, haceme caso que te va a gustar-
Subió para darme un beso en la boca, una de sus manos se posó en mi nuca y la otra en cambio pude sentir como invadía mi sexo. Abrió los labios de mi vagina y me acarició, con su cuerpo me empujo a mi cama, yo quise quedarme sentada, pero no lo importo y empujo mi cuerpo para que me recostara en la cama.
S- Ahora bebé si te portas bien y te relajas te va a gustar y si no te va a doler, vos elegís.-
Entre en pánico yo era una niña que aún no había cumplido 16 y además que era muy inocente para mi edad, jamás había tenido nada dentro de mi vagina hasta este momento. Con sus manos abrió mis piernas  acariciando mis pechos con una mano y con la otra, bueno con la otra mi sexo. Introdujo un dedo, una, dos y tres veces, la vergüenza y humillación por un momento pasaron a segundo plano, ese moviente de vaivén comenzó a sentirse agradable
S- ¿Te gusta no?- dijo sacándolo de mi vagina
Luego ella introdujo dos dedos en vez de uno, la molestia en mi vagina se estaba tornando en dolor. Hice algunos ruidos de queja
S- No te quejes porque va a ser peor, no voy a parar hasta que lo disfrutes.-
Cuando dijo esto ella saco sus manos de adentro de mi vagina y lamió sus propios dedos, cuando volvieron a mi vagina esta vez eran tres dedos. Le pedí que parara pero no me hizo caso en su cara podía ver q disfrutaba a pesar de mi dolor. Pellizcaba mis pezones y no pude disfrutar, sentía dolor incluso ganas de llorar hasta que volvió a introducir un solo dedo. Mientras lo metía y lo sacaba de mi vagina yo sentía ardor, hasta que por fin paro. Y quiso acercar su boca a mi vagina de nuevo, pero yo ya había tenido suficiente, la empuje y me senté en la cama, sentí ganas de llorar, Sabrina me abrazó.
S- Ya está bebé, ya pasó, no llores.-
Yo - ¿Por qué no paraste?.- fue todo lo que pude preguntar, en vez de preguntar por qué hizo eso en contra de mi voluntad, o por qué tuvo que hacerme doler.
S – Quizás me pedias que parara por miedo, y no quería que siguieras siendo tan ingenua, ahora por fin ya sos una mujer, vamos a bañarte ahora-
Yo quería decirle que se vaya, estaba en shock una mujer me había desvirgado y aunque no quisiera aceptarlo me había gustado en parte, creo que lo que más me dolía era la humillación de que alguien más me hubiese visto desnuda ya que yo odiaba mi cuerpo para mí eso era lo peor del mundo.
Tomé mi ropa y salí corriendo de mi propia habitación.


Continuará...